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Misterios Desvelados: El Conocimiento Espiritual

Espero que os guste el titulo de esta sección, ya que durante muchísimo tiempo, todo lo que olía a cuantos temas vamos a ir desgranando, semana tras semana, se le ha llamado “Ocultismo”. Gracias Dios y, para beneficio del propio ser humano, en el tiempo, se ha ido rasgando el velo, y cada día están más a la luz, para cuantos se interesen por ellos. Es cierto el refrán que dice: “no hay  más ciego que el que no quiere ver, ni más sordo que el que no quiere oír”, pues de hecho, siempre han estado a mano del inquieto investigador, pero al igual que no toda la fruta madura al mismo tiempo, al ser humano le ocurre igual, y no se le puede forzar a comulgar, con lo que él cree que puedan ser “ruedas de molino”, sino que hay que aguardar a que madure -como la fruta-, pues entonces será su propio espíritu, el que le reclame el alimento que necesita.

Desde siempre, la mayoría de los seres humanos, se han quejado de que en nuestro mundo, las cosas no están bien hechas, funcionando de cualquier manera; falta organización en todos los niveles: sociales, políticos religiosos, etc., pretendiendo buscar la solución más fácil y rápida -pero de paso-, que los comprometa e involucre lo menos posible, en los problemas que se les presentan en la propia vida que disfrutan. Sin embargo, no se han planteado que quizá, ese desorden y desequilibrio, se deba a su gran ignorancia e irresponsabilidad como individuos. Así, como los  efectos dolorosos que sufren y padecen, lógicamente se deben a las causas provocadas por ellos mismos, ya que suelen sembrar  inconscientemente, lo que después no quieren recolectar. Al mantener esa actitud, estos se erigen jueces de cuanto no les gusta o interesa, pero sin  embargo, no se preocupan -haciendo caso omiso- por conocer las leyes que fueron establecidas por Dios, que rigen y establecen el amor, el orden y el equilibrio en toda su Creación, denotando ciertas huellas de su primitivismo ancestral, cuando levantando la vista al cielo recriminan furiosos, reclamando a Dios constantemente: “¿qué te he hecho yo para que me mandes esto?”. Y no ven,  porque el velo que envuelve a su espíritu está tejido por la ignorancia, que arrastra de siglos y de vidas pasadas; hasta que un día, el sol del Conocimiento Espiritual despierte su entendimiento, activando el motivo y el deseo de progreso, como vía fundamental, en la propia evolución de su espíritu.

Ante el desconocimiento de las Leyes Divinas y debido al materialismo efímero que les sirve este caótico mundo, el ser humano, lo pasa todo por el mismo tamiz, limitando el contexto de cuanto le ocurre (pruebas, problemas, dolores, enfermedades, etc.), a los años que le pueda suponer una vida física, negando la existencia de otras vidas anteriores, así como la supervivencia del espíritu a la muerte, de la que piensan que tras ella, se acaba todo definitivamente. No es de extrañar que se vean continuamente perturbados y envueltos en depresiones, que les hagan perder todo estímulo de lucha y superación. Dando opción -ante su abandono y dejadez-, a una firme propuesta de suicidio, dejándose arrastrar hasta el límite, por su apatía e ignorancia, ya que desconocen las consecuencias en las que se verá sometido su espíritu.

 Por eso es de suma importancia el Conocimiento Espiritual, y sobre todo, el conocerse así mismo, ya que es parte primordial en ese proceso evolutivo, que día tras día lleva al ser humano a crecerse, emancipándose de las inmundicias que ocasiona el apego material, a lo absurdo y grosero.

De ello seguiremos hablando la próxima semana, mientras tanto, os mando un sincero y cordial abrazo.

 

Antonio Hernández - Imagen2

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