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La adolescencia, todo un reto

          Es imposible hablar de la adolescencia sin hablar de la familia y los lazos que se establecen alrededor de esta. Los adolescentes siempre se van a referir a ella, aunque aparentemente no quieran saber nada, aunque no hablen de ello de forma directa, o rechacen los valores, ideales con los que han ido creciendo, aunque la relación con sus padres no sea la ideal en ese momento o las provocaciones sean constantes.

           ¿Por qué estos cambios en la adolescencia?

          La adolescencia es una etapa que se caracteriza por grandes cambios a nivel físico, psicológico, emocional y social. Transitar este momento no es fácil para los chicos y en algunos casos supone una experiencia muy dura también para la familia. Es un período de tránsito entre la pérdida de la infancia y la preparación para la vida adulta, tránsito al que también se enfrentan las familias.

          Según Freud, este momento supone un reencuentro con lo traumático que aconteció durante la infancia, dándole una nueva significación.

           ¿A qué se tendrán que enfrentar?

            Entre otras cosas, a la conformación de su propia identidad. ¿Quién soy yo?

            Cuando un niño nace lo hace precedido de un deseo, unas expectativas, todo un mundo se ha ido construyendo antes de que él viniera : su nombre, el lugar que ocuparía para cada miembro de la familia, para la familia como un conjunto, la significación que tiene para nosotros.... Cuando nace no hay más mundo para él que la persona con la que hará vínculo, aquella que se encargue de sus cuidados, aquella que brinde su deseo a que él haya nacido, que le deje un espacio donde él pueda habitar. Esta unión es muy intensa, lo es todo para el bebé, pero no puede durar siempre, pues de lo contrario abonamos el campo para adentrarnos en el terreno de la psicosis. Hablamos de la introducción de la ley, aquella que viene a resquebrajar esta unión, la función paterna, que irá introduciendo todo un universo simbólico a través del lenguaje que le permitirá ir construyendo su propia identidad. La articulación entre el deseo y la ley es estructurante, dependerá de esto, de como él haya interpretado el deseo del Otro y de la introducción en el mundo del lenguaje, la forma en que se enfrente a la vida.

           Irá creciendo en el seno de una familia y comulgará con sus creencias, con sus valores, con sus ideales... alienándose a los mismos, pero es preciso que a su vez pueda separarse de todo lo que le ha ido sirviendo de soporte para poder descubrirse a sí mismo. Este es el complicado momento de la adolescencia, donde en muchas ocasiones supone un duro enfrentamiento entre padres e hijos, en el intento de poder hacer oir la propia voz.

           Ya no valen las identificaciones familiares, todo lo que proviene de la familia queda caduco, lo que vale es la identificación con el otro semejante, con el grupo de iguales.

            El grupo de iguales

            Muchos padres se quejan de las malas compañías de sus hijos, no les gustan los amigos con los que van, por su forma de vestir, sus gustos musicales, el vocabulario, y en algunas ocasiones los actos que acompañan a esta apariencia: fracaso escolar, consumo de drogas, vandalismo...

            El grupo de iguales es un apoyo importante para el adolescente, en busca de aquellos rasgos que irán configurando su forma de ser, sirviendo de anclaje en el cual sostenerse cuando los valores de la familia ya no le valen. Se enfrenta a un vacío que intentará tapar como forma de evitar la angustia que supone enfrentarse a algo para lo que no hay palabras.

           Si el adolescente es capaz de transitar por ese vacío que supone la ruptura con lo familiar, podrá poco a poco, ir construyendo los rasgos que formarán su propia personalidad, y no tendrá problemas a la hora que escoger sus relaciones.

           Si intenta tapar ese vacío como forma de evitar la angustia alienándose a valores que encuentra en los grupos sin cuestionarlos, o con objetos, como son los videojuegos, sustancias tóxicas... este miedo será siempre su hilo conductor.

           Los adolescentes reclaman, exigen, protestan... es la forma que tienen de separarse del Otro. Pero es preciso que pongan palabras a lo que sienten pues de lo contrario se pueden ir cerrando sobre sí mismos y sustituir estas quejas, protestas, ira, desencuentros... por los objetos que le aliviarán en un primer momento, o más bien que les brindarán la ilusión de alivio porque en realidad los podrá esclavizar, tales como alcohol, riesgo al volante, relaciones perjudiciales....

           ¿Qué es lo que reclaman?

           Que los aceptemos en sus diferencias, ser escuchados, comprendidos, lo que no significa que aceptemos todo lo que digan o pidan, sino más bien ofrecer un espacio, un lugar donde su palabra sea acogida. Ser compresivos, tolerantes, afectuosos y firmes.

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Mª José Jiménez

Psicóloga Clínica Neuro-Camps, Alcantarilla. Colegiada 1499. Teléfono de contacto 620050609

Formación Superior Terapia Gestalt.

Máster Psicoanálisis EPP Murcia.

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