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El pasado 29 de diciembre, del año anterior, aunque sólo hayan transcurrido unos pocos días, en mi localidad, Las Torres de Cotillas, fueron entregados tres premios. Sé que el comité lo tuvo muy difícil a la hora de elegir, pero los tres premiados, que recibieron el trofeo de torreño del año, no sólo habían logrado luchar contra la adversidad, no sólo decidieron sacrificarse por lo que creían y por lo que les hacía felices, sino que compartían un vínculo que va más allá de la razón de ser de cada uno. La juventud.

Debido al derrotismo que impera hoy en día en nuestra sociedad, provocado por la imposición de la desesperanza creada por las grandes economías y las clases políticas, en las calles casi siempre se habla de lo imposible que es para la juventud triunfar en esta vida, y en especial en nuestro país. Estos tres jóvenes demostraron que nadie puede o podrá jamás detenerles. Han mostrado a todo un auditorio que la juventud tiene la fuerza suficiente como para avanzar y lograr sus metas. Han arrancado la impotencia de nuestros corazones, gritando con sus todavía puras y desintoxicadas voces que, si uno lo desea con todas sus fuerzas… lo consigue. Un mensaje que sin lugar a dudas caló en las mentes de los demás jóvenes y arrancó más de una sonrisa al resto de nosotros.

La bailaora flamenca Cynthia Cano, el atleta Sergio Jornet y el piloto de motocross Carlos Fernández Macanás, son los jóvenes que desempeñaron tal importante labor. La joven, que hace poco actuó en el teatro Romea de Murcia, es aclamada por el público nacional y los grandes maestros del flamenco la aplauden, el joven piloto de motocross, logró ser campeón de España, aún sin tener pistas para entrenar en nuestra región, y el joven Sergio, del cual creo que no olvidaré nunca su sonrisa (porque nunca deja de sonreír), habríamos de aplaudirle dos veces, porque no sólo es campeón de decatlón en España, sino que es diabético. Dos grandes luchas, un campeón todavía mayor.

Sí se puede. Esas son las tres palabras con las que me gustaría cerrar esta pequeña nota. Sí se puede. Porque los jóvenes que nos han sorprendido con sus logros son sólo tres entre muchos. Son tres entre decenas de miles de comunidades que luchan día a día por lograr sus metas en la vida, sea en los estudios, en sus trabajos, en sus recién creadas familias. Por eso, tomemos ejemplo de estas tres buenas personas, y gritémoslo a los cuatro vientos. Sí se puede.

Alexander Copperwhite

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