Misterios Desvelados: el Karma III

 

Cuando lo circundante nos oprime y angustia, cuando todo cuanto nos rodea, no nos da la respuesta que ansía nuestro corazón, cuando vemos que los valores que el hombre creía poseer  se deslizan como arena entre sus manos, acuciado por una sed de infinito, en medio de la mísera pequeñez que el mundo -maltrecho y desalmado- le ofrece; antes de llegar a la desesperación o a tirar la toalla, abatido y derrotado, debe de buscar el momento preciso para sumergirse en su interior, medite, y eleve los ojos del alma hacia lo Alto, buscando el sereno resguardo que necesita su espíritu.

Siempre empeñado en su propia desdicha, por no querer despertar de la ignorancia, el ser humano ha hecho caso omiso de la Divina Ley de Causa-Efecto; por lo tanto, se tendrá que atener a  lo que produzcan sus siembras, puesto que estas son libres, aunque eso sí, la cosecha siempre es y será obligatoria.

Todos esos cuadros de dolor que vemos en la vida, sabéis que no son obra de la casualidad, ni de los “castigos” que Dios manda a sus hijos -Él no castiga, Él es un Padre de amor-. Estamos diciendo que el dolor Antonio Hernández - 5humano es el fruto de nuestras siembras, porque el hombre, con su actitud contraria a la Ley, se labra su propia desventura. Por eso ya es hora de despertar, de tomar cada uno su parcela de responsabilidad, de cuidar, labrar y abonar esa parcela, que es la que corresponde a nuestro espíritu, y ponerla al día en una producción útil, no solo para nosotros, sino al servicio de nuestro prójimo. Tan solo de esa forma, nuestras cosechas corresponderán, a la maravillosa semilla entregada por Dios a cada uno de sus hijos. Jesús, finalizaba sus parábolas diciendo: “Quien tenga oídos oiga, quien tenga ojos vea”. Esto es importante, desde aquí, os invito a meditar y a reflexionar sobre ello.

Me viene a la memoria un pequeño cuento, una fábula muy significativa: “Se encuentran dos peces, uno adulto y otro más pequeño; este último, dirigiéndose al mayor le dijo: “Usted es más viejo, por lo consiguiente más sabio, con más experiencia que yo, por lo que pienso que podrá ayudarme. Dígame, ¿dónde puedo encontrar eso que llaman océano?, pues he estado buscando por todas partes sin resultado”. “¿El océano?, -respondió el viejo pez-, es donde estás ahora mismo”. “¿Esto?, pero si esto no es más que agua. Lo que yo busco es el océano –replico el joven pez totalmente decepcionado-, mientras se marchaba nadando a buscar en otra parte”.

Cuantos seres humanos pasan la vida buscando equivocadamente una quimera, cuando de por sí, están inmersos en una inmensa realidad. Solo hay que interiorizar un poco, pensar de donde procedemos y posiblemente demos con la clave, de que hacemos y a que venimos a este mundo. Todo tiene una razón de ser, y la razón de cuanto nos sucede esta dentro de nosotros mismos, no busquemos excusas ni culpables, solo interiorizar, os puedo asegurar que encontraréis la respuesta justa a vuestra desazón. La pieza clave del puzle que conforma toda vuestra vida.

Nuevamente vuelvo a las palabras de Jesús: “Pedid y se os dará, llamad y se os abrirá”. No os quepa la menor duda que, quien abre su corazón y su mente, a la realidad espiritual, encuentra respuesta a sus desvelos y la mejor puerta para solucionarlos. Es la fórmula ideal para ir desprendiéndonos de lastres pasados en nuestro día a día, de hacer una puesta a punto con nuestro karma, y resurgir como el ave Fénix, desde el fondo de nuestro propios defectos y errores.

Pendientes de un nuevo encuentro, os deseo luz y paz en vuestras vidas.

                                               Antonio Hernández 

 

karmaII-3

Valora este artículo
(0 votos)

Deja un comentario

Asegúrate de llenar la información requerida marcada con (*). No está permitido el código HTML. Tu dirección de correo NO será publicada.