Llevábamos poco más de un año de tratamiento cuando mencionó aquello que le incomodaba de su cuerpo, aquello por lo que se sentía acomplejada. Disimulaba su figura vistiendo ropa ancha, había intentado hacer dietas que no funcionaban, evitaba coincidir con ciertas personas que le habían hecho comentarios sobre su peso poco oportunos. Siempre creyó que fue ignorada por su madre y relata que una forma de mostrarse ante ella y hacerse ver era siendo voluminosa.

           No resulta fácil hablar de aquello que nos parece incomodo de nosotros mismos, tratamos de disimularlo, de hacer que no se note, esconderlo, creemos que la mirada del otro se posará allí donde nuestros ojos no dejan de mirar.

          ¿Por qué podemos llegar a estar tan incómodos con una parte de nosotros mismos? ¿Cómo creemos que deberíamos ser?

          La palabra “complejo” viene del latín “complectere” que significa abrazar, abarcar. Un conjunto de experiencias individuales integradas por una experiencia totalizadora. ¿Cómo podemos entender esta definición? Cuando una persona puede hablar de aquello que le acompleja se da cuenta de que para que se de ese complejo hay muchas cosas que se han tenido que poner en juego. Por otro lado, la RAE nos define complejo como un conjunto de ideas, emociones y tendencias reprimidas asociadas a experiencias del sujeto que perturban su comportamiento.

          Cuando no aceptamos una parte de nosotros es porque hay un prototipo de como deberíamos ser, hay un “yo ideal” que tendríamos que seguir. En la medida en que nos alejamos de este ideal nuestra imagen se ve resentida. ¿Qué es la perfección? ?No respondería a un ideal construido según las tendencias? ¿O según las personas que nos rodean? ¿Lo haré propio en la medida en que busque ser aceptado? ¿Intentaré de esta forma evitar la diferencia? La diferencia nos pone en el punto de mira del otro, a veces es demasiado duro encontrarse con la presión que supone afirmarse como diferente.

          Es frecuente encontrar que las personas que se sienten acomplejadas han sufrido algún tipo de rechazo, habitualmente por el grupo de iguales, pero en algunos casos también por los hermanos. En el caso que describía anteriormente la paciente se sentía rechazada por la madre. Puede que las personas que le rodean crean que no le rechazan y la persona en cuestión se sienta rechazada, en realidad da igual que el rechazo sea real o no, basta con la persona lo sienta así.

         Encontramos testimonios sobre lo criticadas que se han sentido las personas acomplejadas, como estas críticas le han hecho sentir menos valoradas que a los demás.

          El complejo es algo incuestionable, incómodo, algo que se ve. Aparece ante la mirada del otro, se teme su juicio y nos vamos encogiendo ante esa mirada. Nuestra conducta, la imagen que tenemos de nosotros mismos se ve afectada .

         Todo esto confluye en un punto: aquello que rechazamos. Podemos llegar a pensar que si eso desapareciera acabarían nuestros problemas. Puede llegar a ser así, pero no es lo más probable ya que lo que se esconde detrás es lo que realmente nos hace sufrir y es lo que debemos de trabajar para poder llegar a sanar. Quizás la cuestión no sea estoy mal porque tengo esta parte que no me gusta sino que porque estoy mal veo una parte que no me gusta.