Misterios Desvelados: La Reencarnación XI

Entre los discípulos más reputados de Pitágoras se encuentra el filósofo Empédocles de Agrigento, del que se conocen algunos fragmentos de dos de sus poemas: De la Naturaleza y el de las Purificaciones. Sobre todo en el primero expresa abiertamente su creencia en la reencarnación. Cuando Porfirio le cita, así lo expresa claramente:

“Le reviste con túnica de carne que le es extraña, cambiando el vestido de las almas”.

“Yo he sido antes un muchacho y una muchacha, un arbusto, un pájaro y un mudo pez de mar”.

Si en la primera cita deja claro el tema de la reencarnación, en la segunda expresa además, el de la transmigración de las almas en cuerpos pertenecientes a reinos inferiores de la naturaleza, hasta llegar al humano.

Platón enseñaba en su escuela la doctrina de los renacimientos diciendo que: “Para que en esas antonio111nuevas vidas, las almas de los muertos desgasten sus malas acciones pasadas... las almas reencarnadas lo hacen en cuerpos que se asemejan a los que tuvieron en vidas anteriores, e igualmente en instinto y tendencias adquiridas por anteriores experiencias”.

O también esto otro: “El conocimiento adquirido sin dificultad es aquel que el ser permanentemente tuvo en una vida anterior por eso se recuerda fácilmente”.

En su libro Fedón se pueden leer frases como: “El alma es más vieja que el cuerpo. Las almas renacen sin cesar del Hades (más allá), para volver a la vida actual”.

Al igual que Platón, Sócrates aseguraba que: “Las almas toman nuevos cuerpos para repetir una y otra vez sus vidas físicas, a fin de desarrollar las facultades de la psiquis y adquirir la sabiduría”. Así lo podemos apreciar en este diálogo sostenido con uno de sus discípulos en el que evidencia claramente la existencia del alma humana antes de su nacimiento en la Tierra: “También me parece a mí, Cebes, que nada se puede objetar a estas verdades, y que no nos hemos engañado cuando las hemos admitido; porque es indudable, que hay un regreso a la vida; que los vivos nacen de los muertos; que las almas de los muertos existen; que las almas buenas libran bien y las almas malas libran mal”.

Por otro lado Plotino, en sus Eneadas, asienta lo siguiente: “Se trata de un descubrimiento reconocido desde la más remota antigüedad que si el alma comete faltas se ve condenada a expiarlas sufriendo el castigo de los tenebrosos infiernos. Después es admitida a pasar por nuevos cuerpos para volver a comenzar sus pruebas”.

Y en otra parte sigue diciendo: “Cuando nos vemos descarriados en la multiplicidad, estamos de hecho siendo castigados por nuestro propio alejamiento; después, cuando volvemos a tomar cuerpos físicos, gozamos de una condición menos feliz”.

Como habéis podido ver además de Pitágoras, Sócrates y Platón, también Apolonio y Empédocles, entre otros, popularizaron la creencia de la ley de los renacimientos de las almas en nuevos cuerpos físicos, como camino eficaz para alcanzar el progreso del espíritu.

Camino que seguiremos en el siguiente artículo. Hasta entonces, os deseo equilibrio y armonía para todos.

                                      Antonio Hernández lozano

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