Misterios Desvelados: El Conocimiento Espiritual (II)

Estamos hablando de la gran importancia que supone para el ser humano el Conocimiento Espiritual. Si nos lo planteamos como el  alpinista que quiere escalar una montaña, nos daremos cuenta que, mientras permanecemos en la base de la misma, nuestra visión estará limitada, y solo podremos contemplar los árboles inmediatos a nosotros, pero conforme iniciamos la ascensión hacia su cima, a cada paso que demos, el paisaje irá cambiando y ampliándose ante nosotros, comprobando que en el valle no solo estaban los árboles, sino que existen varios caminos y veredas, que llevan a distintos lugares del mismo; incluso podremos apreciar el hermoso río que lo surca, comprobando lo diferente que es el conjunto a cuando le veíamos desde abajo. Este sería el premio por haber coronado -tras la escalada- la cima de la montaña.

Eso mismo es lo que experimenta nuestro espíritu, cuando va adquiriendo ese conocimiento tan necesario para su propia regeneración. Es cierto que a veces se nos puede hacer cuesta arriba, por la manera de ser y pensar, que hayamos tenido hasta el momento del descubrimiento, pero poco a poco se irá iluminando nuestra mente y nuestro corazón, para dar cabida a cuanto nos trae esa nueva y rica experiencia, y así evitar, lo que mi querido y sabio amigo Sebastián de Arauco advertía: “La salud del cuerpo, es sin duda, el resultado de una mente y alma sanas, y estas, se enferman con los malos pensamientos, sentimientos ruines y malos deseos, que conducen a malas actuaciones, generando desarmonía mental-emocional que altera el funcionamiento del organismo físico, perjudicando la salud.

misteriosdesvelados3Dicen que: “el que algo quiere algo le cuesta”, y cierto es, si somos capaces de cualquier sacrificio por alcanzar bienes materiales, que a fin de cuentas son perecederos, cómo no vamos a ser capaces de sacrificarnos por adquirir el hermoso pasaporte que  nos dé acceso al “Reino Prometido”, cuando además, nos hace la vida más armónica y feliz. Este sería el premio alcanzado por el ser humano, al coronar con éxito la cima de dicho conocimiento.

Jesús, el sublime Maestro, nos advirtió de ello, cuando dijo: “No acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde los ladrones penetran y roban…” (Mateo 6-19).

Por mucho que nos distraigan los oropeles del mundo físico, por más que reneguemos de nuestras frustraciones y amarguras, intentado  evadirnos de nuestra responsabilidad, y pese a que el ser humano, es el único animal que suele tropezar más veces con la misma piedra, es desde ahí, de nuestras caídas y errores, de donde surge el ansia por cambiar nuestra vida; es entonces, cuando nuestro ser interno porracea la puerta del destino buscando un cambio, y ese cambio, nos lo proporcionará la Ley Divina, poniéndonos -antes o después-, en el camino del proceso de regeneración de nuestro espíritu, a través del Conocimiento Espiritual.

Dicen que: “de los cobardes nunca se ha escrito nada”, y nada es lo que tenemos que perder por intentarlo, al contrario, tenemos mucho que ganar, pues como el alpinista, iremos descubriendo de lo que somos capaces, apenas comencemos a cubrir -pese la empinada cuesta- las etapas de cuanto nos puede ofrecer, para nuestro propio bienestar, el Conocimiento Espiritual.

De esta manera sencilla y clara, me gustaría llegar a todos vosotros, siempre con la intención de poner una semillita en vuestro corazón, que regada con el agua de la esperanza, florezca en vuestras vidas.

De ello seguiremos hablando la próxima semana, mientras tanto os mando un fuerte y sincero abrazo.

Antonio Hernández.

 

 

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