¿Por qué sentía tantos celos si su pareja la trataba con tanto cariño, de una forma tan respetuosa, si solo tenía ojos para ella?

               María había estado casada con un hombre que la trataba mal, que había tenido una relación con otra mujer estando casado con ella, que le hablaba de otras mujeres, de otras relaciones, un hombre que la despreciaba y por el que no sintió amor.

            Después de poder poner fin a un matrimonio que la hizo infeliz durante mucho tiempo y con el que las discusiones eran una constante, conoció a un hombre que la hacía feliz.

              Entonces comenzó a sentir celos, se comparaba con todas las mujeres que pudieran tener relación con él, sobre todo con su ex mujer, ya que él también estaba divorciado. Había llegado a una situación en que las comparaciones se convirtieron en una obsesión y se sucedían a diario, durante una gran parte del día. Esta situación se iba haciendo insoportable, no solo para ella, también para su pareja que se veía continuamente acosado con preguntas que ponían a descubierto su desconfianza, con reproches, acusaciones... Por mucho que él le demostrara sus sentimientos, le diera explicaciones... los celos no cedían, más bien todo lo contrario.

              Quizás hayamos oído alguna vez la expresión “no existe amor sin celos”, pero ¿hasta que punto los celos pueden ser destructivos? ¿hasta que punto pueden acabar con nuestra relación y machacar a la persona a la que amamos?

            La palabra celo viene del latín zelus: ardor, pasión por algo, fervor. Según la Real Academia de la Lengua, hacen referencia, entre otras acepciones a la sospecha, inquietud, recelo de que la persona amada haya mudado o mude su cariño poniéndolo en otra. Otras acepciones, así mismo, hacen referencia al cuidado, esmero...

               Los celos tienen la función de estar alerta, atentos para cuidar algo que queremos y no perdelo o evitar que lo arrebaten.

Ricardo Nepomiachi en “los celos en la vida amorosa”, nos dice que se trata de poseer a la persona amada, temor por que prefiera a otro, exclusión del rival. Se mezclan sentimientos, se sospecha, lejos de todo razonamiento existe una certeza.

            Sin embargo, en el caso que nos ocupa, los celos van más allá de cubrir esta función, más bien todo lo contrario, dan lugar a constantes discusiones y un sufrimiento en la pareja que le impide disfrutar el día a día.

              María había tenido un padre que bebía, que trataba mal a su madre y ella, testigo de estos malos tratos encontró a otro hombre que le hacía sentir lo mismo. Cuando por fin puede compartir su vida con alguien que muestra amor hacia ella, se abre ante sus pies una grieta que la hace tambalear, esta situación es desconocida para ella, se siente insegura, cualquiera podría ser mejor que ella, él la podría dejar en cualquier momento... toda una secuencia de pensamientos que la invaden fruto de la angustia que siente ante una situación que la deja desarmada. A este lugar vienen los celos, como una forma de velar lo que en realidad no sabe nombrar. Los celos le proporcionarán, a su vez, una forma de estar atormentada, situación que ya le es conocida.

              Cuando Freud nos da a conocer el caso de “La bella carnicera”, nos habla de una mujer que se opondrá de manera inconsciente a satisfacer el deseo de una amiga porque esta despierta interés en su marido. ¿Qué puede desear el marido de la bella carnicera?. Así mismo, en el caso Dora nos muestra como esta se interesa por la amante de su padre bajo la pregunta de ¿como es una mujer?.

         ¿Por qué se siente insegura María?.¿ Por qué necesita compararse con otras mujeres?. ¿Qué atributos debería tener que no tiene en comparación con otras?. ¿Como debería de ser ella? Son preguntas que se van abriendo paso a lo largo de su psicoanálisis . De esta forma los celos van cediendo a la construcción de algo diferente.